Conclusiones elaboradas por el Equipo y comunidad de la E.E.T. Nº2 sobre lectura del BORRADOR ANTEPROYECTO PARA MODIFICAR LA RESOLUCIÓN 1770/11CGE
* Total acuerdo con los comentarios agregados por la Dirección de Educación Técnico – Profesional, por considerarlos pertinentes con respecto a la realidad de las escuelas técnicas y a las normas vigentes.
* En el caso concreto de nuestra escuela, poseemos tres tecnicaturas: Industria del Vestir, Administración de Empresas y Gastronomía. Las dos primeras son únicas en Paraná y la última es una orientación que solo tiene la técnica Nº3 “Enrique Carbó”, ubicada en un radio censal totalmente alejado del nuestro. Por lo expuesto nosotros a la hora de inscribir ingresantes, priorizamos el estudiante que elige la tecnicatura por su preferencia y vocación de los talleres y su formación interal y Técnico Profesional.
* Enfatizamos además, cuestiones comentadas por la Dirección de Educación Técnica tales como la necesidad de Asistencia de los estudiantes a los talleres, debido a que es imposible formar un técnico sin la cultura del trabajo, objetivo que solo se logra con por lo menos un 80% de asistencia.
* Además, consideramos que problemáticas estructurales tales como la deserción y abandono de los estudiantes a la escuela, requieren de medidas estructurales para su abordaje y solución. Considerando esta propuesta como paliativo para mejorar quizás datos estadísticos. Es por tanto posible, que si aumentamos el número de inasistencias computables y sostenemos así la situación de regulares, obtengamos mejores resultados numéricos, pero antes o después nos enfrentaremos con la realidad.
* Sostener las trayectorias escolares apunta quizás a un trabajo más personalizado por parte de los docentes, incluso la presencialidad en los talleres resulta siempre para nosotros el motor de motivación de nuestros estudiantes y el sentido de pertenencia a la institución.
* Frente a una sociedad tan cambiante, con tantas cuestiones sociales que exceden en muchos de los casos a las escuelas, preservar nuestro espacio y nuestra labor docente nos resulta prioritario. El mejor lugar donde deben estar los adolescentes es la escuela, sobre todo si es una escuela inclusiva, que atiende y potencia las diferencias y las individualidades de esos adolescentes.
CONCLUSIONES JORNADA INSTITUCIONAL CORRESPONDIENTE
AL 26 DE AGOSTO DE 2015
Síntesis de las temáticas abordadas:La actividad se centró en el BLOQUE III: ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
Objetivos generales:
* Generar estrategias que tiendan a reconquistar la AUTORIDAD PEDAGÓGICA del docente en el aula.
* Elaborar proyectos que apunten a afianzar la formación de los estudiantes en aquellas competencias centrales para las distintas tecnicaturas.
Temáticas centrales de discusión en la jornada:
* El posicionamiento docente frente al adolecente actual y frente a nuestra población concreta.
* La Planificación por competencias, que interpela nuestra propia formación docente como una formación disciplinar.
* El desafío de la formación técnica actual, que justamente requiere de la asociación de diferentes disciplinas a fin de potenciar las capacidades de los estudiantes en la resolución concreta y cotidiana de diferentes problemáticas.
* La generación desde al interior de la institución de espacios multidisciplinares y pluridisciplinares, que requieren de la participación de todos los docentes, pero no de manera aislada, sino todo lo contrario.
¿Cómo lo abordamos?
Primeramente se expusieron las temáticas y después a través de la formación de grupos de trabajo, se propiciaron los espacios de debate (la formación de los grupos fue de forma libre por parte de los docentes, sin tener en cuenta las áreas).
Entre las consignas de trabajo se explicó la necesidad de una asociación de grupos en la que hubiese representantes de las distintas áreas, especialmente de los diferentes talleres, a fin de lograr miradas integradoras y no parceladas.
Después del debate, se propuso como consigna la elaboración de Proyectos integrados, teniendo en cuenta que fuesen motivadores para el trabajo de los estudiantes y que a su vez representasen la formación de capacidades para el futuro técnico que entre todos estamos gestando.
Así surgieron los siguientes Proyectos:
Organización Fiesta de la Primavera
* Dirigido a los estudiantes del 6to año de Administración de Empresas
* Presentado por Profesores del área Contable y Legal Humanística.
Actividad concreta:
Se guiará a los estudiantes para que elaboren un presupuesto, planilla de ingresos y egresos de dinero.
Recabar y presentar los documentos comerciales involucrados.
Hacer un informe final de la actividad.
Realizar un análisis FODA
Vincular los resultados de la experiencia con el concepto de motivación asociado a la productividad y nivel de desempeño en el trabajo en equipo.
Obra teatral con Títeres:
* Dirigido a estudiantes del Ciclo Básico.
* Presentado por Profesores de las áreas de Idioma, Música, Matemática, Informática, Lengua y Artes Visuales.
Actividad concreta:
Se guiará a los estudiantes desde las diferentes áreas trabajando diferentes competencias, como por ejemplo lectura comprensiva y narrativa, a través de la elaboración de una historia a recrear.
Generación de imágenes a través de dibujos y recreación de los mismos con programas informáticos adecuados.
Musicalización en relación a la secuencia y la creación de diferentes instrumentos musicales “cotidiáfonos”, confeccionados en los talleres y con elementos y materiales reciclables.
Puesta en escena de la obra, organizando e integrando a través de la actividad las diferentes actividades requeridas.
Elaboración de Chacinado: Chorizo, pan y mayonesa
* Dirigido a los estudiantes del Ciclo Superior de Gastronomía
* Presentado por profesores de Química, Seguridad e Higiene, Gastronomía, Geografía e Historia.
Actividad concreta:
Desde las áreas de historia y geografía se contextualizará las diferentes recetas a fin de que el abordaje de las mismas tenga una connotación simbólica importante, remitido sustancialmente a las costumbres autóctonas y regionales.
El Proceso Productivo será abordado desde las distintas miradas, por ejemplo Higiene y seguridad, asociada a Química, trabajará en relación a las normas requeridas para esta actividad concreta a fin de que los estudiantes puedan pensar en un propio micro-emprendimiento futuro.
Matemática, asociada con las áreas contables, deberá garantizar costos y beneficios, así como también medidas.
Y el Taller de Gastronomía propiciará los tiempos, espacios y todo el proceso de producción concreta.
Evaluación de la Jornada:
* Los proyectos presentados representan un inicio del trabajo integrado.
* Se observó en general el entusiasmo del equipo docente y la buena predisposición para abrir los espacios y pensar en una formación por competencias.
* En general se observó como una instancia positiva y de encuentro para afianzar vínculos entre los actores sociales.
CAPACITACIÓN PARA DOCENTES DE EET2
TEMA:. INCORPORACIÓN DE TIC.
6 ENCUENTROS ROTATIVOS.
1ER ENCUENTRO LUNES 14 DE SEPTIEMBRE DE 14 A 18 HS
6 ENCUENTROS ROTATIVOS.
1ER ENCUENTRO LUNES 14 DE SEPTIEMBRE DE 14 A 18 HS
. ANOTARSE EN SALA DE PROFESORES.
Producción multimedia
¿Por qué producción de recursos multimediales?
Las jóvenes generaciones están habituadas a la cultura multimedial:
cotidianamente acceden a videos, música, imágenes, que transmiten mensajes
y asignan significados diferentes a las palabras. El potencial pedagó-
gico de estos recursos radica no solo en la habitualidad que representan
para estos grupos, sino sobre todo en las capacidades expresivas y comunicacionales
que condensan.
La producción de recursos multimediales como actividad de aprendizaje
puede resultar idónea para:
a) Documentar, trasmitir y difundir información abordada en distintas
áreas y relevante para la comunidad educativa. Por ejemplo, diversos
mensajes medioambientales que buscan generar un impacto
en la audiencia destinataria, por ejemplo el cuidado del espacio pú-
blico (la escuela), el reciclado, etcétera.
b) Modelizar procesos naturales, analizar su génesis y desarrollo. Por
ejemplo, representar la órbita de un satélite natural o artificial, las
fases de la Luna, los cambios físicos (de forma o de estado) o quí-
micos (combustión, oxidación), el crecimiento de una planta o de
una flor.
c) Consolidar los aprendizajes que involucran un circuito productivo o
ruta determinada. Por ejemplo, la ruta del algodón se puede representar
situando diferentes objetos en un mapa para mostrar luego
el recorrido que realizan y los actores que intervienen.
d) Realizar trasposiciones de un lenguaje textual a uno audiovisual.
Por ejemplo, de una poesía a un mensaje audiovisual.
e) Favorecer la lectura e interpretación de los mensajes audiovisuales
presentes en los medios de comunicación. Por ejemplo, el análisis
de publicidades a partir de los tipos de planos y tomas empleados.
El proceso de evaluación institucional, formativa y participativa que tendrá lugar en las instituciones de las que formamos parte busca ser una herramienta de interrogación, reflexión y acción que consideramos clave para pensar nuestras instituciones.
¿Qué significa decir que la EVALUACIÓN es INSTITUCIONAL?
En las prácticas tradicionales de evaluación -generalmente- la responsabilidad de evaluar la asumen pocas personas o una sola. Por ejemplo, como explica Elisa Spakowsky2, si se trata de evaluación institucional, los y las que evalúan son los directivos y supervisores; si se trata de evaluación de los aprendizajes, quien evalúa es el o la maestra/o, el profesor/a.
En cambio, cuando hablamos de evaluación institucional el desafío consiste en convertir la evaluación en una práctica colectiva, situada, intersubjetiva y multidimensional. Es decir, mirar lo curricular pero también mirar cuestiones que hacen a la forma en que la escuela se organiza para que los/as alumnos/as aprendan; mirar los temas administrativos, las relaciones interpersonales, la comunidad, en definitiva, todos los aspectos que construyen la cultura institucional.
Observemos nuevamente la columna “qué se evalúa” en el cuadro. Si allí sólo figuran los aprendizajes de los/as alumnos/as: ¿qué nos dice esto acerca de cómo estamos pensando nuestra escuela? ¿Qué otras cuestiones deberíamos incorporar para que la responsabilidad de evaluar y de ser evaluado no recaiga solamente en algunas personas que asumen determinados roles en las instituciones?
Podríamos ocuparnos de buscar responsables o ¿culpables? de lo que no funciona en la escuela, pero sería necesario aquí preguntarnos: ¿cómo podría nuestra mirada ser más integral, de modo que permita la problematización de lo que ocurre en el día a día escolar? ¿Cómo construir, a partir de lo que miramos, nuevas preguntas sobre nuestras propias prácticas y nuevas maneras de pensarlas para intentar probar otras respuestas? ¿Cómo hacer para comprender que identificar un problema de la escuela puede ser un paso hacia su resolución?
Es interesante pensar en dos significados que suelen atribuirse a la palabra problema:
- el problema como obstáculo o dificultad, como aquello que debe evitarse;
- el problema como construcción compartida institucionalmente sobre los aspectos que debemos mejorar y/o cambiar y como punto de partida para la acción.
Resulta útil la diferenciación que hacen Nicastro y Andreozzi3 entre problema y dificultad:
“La dificultad forma parte de lo que generalmente aparece reconocido en forma explícita, en tanto que los problemas resultan de un proceso de interrogación de lo establecido que avanza en el planteo de nuevas preguntas sobre aquello que permanece implícito”.
El desafío de la evaluación institucional, entonces, consiste en lograr pasar de la dificultad al problema; en convertirse en una herramienta de interrogación, reflexión y acción que pueda habilitar la construcción de estrategias consensuadas para modificar lo que “no está bien”, o potenciar aquello que sí conduce a los propósitos de nuestras escuelas.
Desde esta perspectiva, toda escuela puede evaluarse y pensarse en términos de cambio, y asumir que “mirar, reflexionar y actuar” son prácticas propias de la vida institucional, prácticas que se entrelazan de manera dialéctica para posibilitar un cambio o mejora en el trabajo cotidiano.
Resulta fundamental aclarar que la diferenciación y enumeración de estos aspectos: mirar-reflexionar- actuar son, solamente, para los fines del análisis, ya que en realidad constituyen acciones que se dan simultáneamente y donde cada una retroalimenta a las demás.
Los y las invitamos ahora a retomar el documento “Bloque 2: Evaluación institucional participativa” y leer los apartados referidos a las mencionadas prácticas: mirar - reflexionar - actuar.
¿Qué significa decir que la EVALUACIÓN es FORMATIVA?
Algunos/as autores/as (Mottier López, 2010; Scriven, 1967; Camilloni, 2006)4 hablan de evaluación formativa para referirse a aquella evaluación que actúa como reguladora de los procesos de enseñanza, en tanto retroalimenta a los y las docentes sobre cómo van aprendiendo las y los alumnos/as y, de este modo, permite repensar la tarea pedagógica de la escuela.
¿Cómo se inscribe el concepto de evaluación formativa en el plano de la evaluación institucional? Pensar en esta clave nos invita a identificar la potencia de la evaluación institucional como reguladora de los procesos de la institución en tanto permite recoger información mientras esos procesos se están desarrollando. (Camilloni5, 2006) Recoger información abre la posibilidad de “ajustar” lo que la institución viene realizando, “nos convoca a la tarea de evaluar nuestra tarea”6
¿Qué significa decir que la EVALUACIÓN es PARTICIPATIVA?
Las miradas y las voces de los distintos actores institucionales enriquecen con sus diferentes puntos de vista el proceso de evaluación institucional. La experiencia de ser alumno o alumna, el trabajo docente, la tarea del preceptor, las voces de la comunidad acerca de la escuela, entre otras voces, permiten tener una mirada más compleja y rica de la institución.
Para pensar en una evaluación institucional participativa es necesario, en ocasiones, romper con algunas prácticas habituales heredadas de nuestras propias trayectorias escolares, como el individualismo, el trabajo aislado, las miradas sesgadas, las percepciones y valoraciones unívocas, las acciones desvinculadas de otras acciones, entre otras. Sin embargo, cuando nos referimos a la participación de todos/as no tiene que ver -solamente- con el aporte de una mirada o una perspectiva diferente, sino que también implica asumir una responsabilidad ética en relación con los modos de llevar adelante el proceso de evaluar, los necesarios cuidados hacia los otros y las implicancias de las decisiones que puedan tomarse.
En este sentido, el lugar del director/a o equipo directivo resulta fundamental, ya que es quien coordina, orienta las acciones necesarias, propone un encuadre de trabajo donde el cuidado del conjunto de los integrantes de la institución resulta primordial en el camino hacia el logro de los objetivos de la escuela. A la vez, promueve el protagonismo y la organización del equipo de trabajo, abriendo intercambios, haciendo de los problemas y cuestiones conflictivas, parte de la tarea de reflexión.
Sabemos que toda institución educativa es parte de un entramado social, y por eso está atravesada por problemas y conflictos propios de toda organización. Quienes la constituyen, ocupan diferentes lugares y roles y tienen distintas miradas y propuestas frente a una misma situación. El desafío del equipo de conducción de la escuela consiste en trabajar en conjunto para que todas las personas que conforman la institución aporten lo mejor de sí para los fines institucionales que los lineamientos político pedagógicos de la escuela establecen.
En definitiva, se trata de generar condiciones institucionales para que el derecho a la educación de niños, niñas, jóvenes y adultos sea una realidad cada día más tangible.
¿Cómo generar estas condiciones? Abriendo espacios para el diálogo al interior de los equipos acerca de qué estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y cuál es el sentido de lo que estamos haciendo. Estas conversaciones e intercambios, que a veces suelen evitarse porque incomodan, son necesarios e ineludibles para habilitar la diversidad de miradas, los cuestionamientos y también el consenso y los acuerdos necesarios para poder avanzar en función de las metas institucionales, en el marco de los lineamientos de política educativa de nuestro país.
Es importante recordar que, más allá de que se intente incluir todas las miradas para el logro de consensos y acuerdos en una institución democrática, cada persona tiene diferentes grados de responsabilidad. En este sentido, así como se espera que el equipo directivo promueva el debate y el consenso, también se espera que asuma la responsabilidad que le compete en relación con el gobierno de la institución. En otras palabras, el hecho de que las decisiones se tomen de manera democrática y participativa, no diluye las responsabilidades inherentes a cada función, ni debiera habilitar un estado de “discusión permanente” que dilate la toma de decisiones de cuestiones que necesitan definición.
La evaluación institucional participativa no puede ser un acto espasmódico, esporádico, o puntual, que se hace sólo al inicio -a modo de diagnóstico- o a partir de algún hecho particular. Por el contrario, debe ser intrínseco al trabajo institucional de la escuela. Sabemos que la evaluación institucional, en algunos casos, no es una práctica habitual ni está incorporada a la dinámica de la institución como proceso necesario. Como decíamos más arriba, muchas veces esta evaluación atemoriza y es resistida. Así como la evaluación de los/as alumnos/as resulta una práctica escolar naturalizada y sistemática, debiéramos lograr que las escuelas conciban la evaluación institucional del mismo modo.
En este sentido, una evaluación institucional participativa se constituye en un proceso sistemático de producción de conocimiento sobre la institución de la que somos parte. Conocimiento producido colectivamente, que construyen los mismos actores institucionales desde su experiencia y su palabra, como voces autorizadas y protagonistas de los procesos institucionales. Estas voces no son voces de unos “otros” que, desde afuera, indican qué evaluar, cuándo, cómo, con el solo objeto de relevar un estado de situación. El concepto de evaluación institucional participativa -como se concibe desde el Programa Nuestra Escuela- abre la posibilidad de intervenir, tomar decisiones que den respuesta a los problemas genuinos de la institución, identificados y construidos por sus propios protagonistas.
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